quarta-feira, 29 de junho de 2011

NABUCODONOSOR DE BABILONIA

El texto abajo, el escriba Valdemir Mota de Menezes ha leido en el sitio:http://www.biblioteca-tercer-milenio.com/genesis/Apuntesde-Historia-De-Mesopotamia.htm


II Dinastía de Isin (1150–1027):

Pudieron hacer frente al poderío elamita e instalan su capital en Babilonia. Nabucodonosor I (-1126 a –1105) expulsa a los elamitas y restablece los límites clásicos con Asiria. También ataca a los arameos y a las tribus de los Zagros.

Gran parte de las rutas interregionales no pueden ser utilizadas debido a los desplazamientos de nómades. Las dos rutas tradicionales son impracticables: 1) la del Eufrates Medio que se dirige a Siria, 2)la del Golfo Pérsico que va a Dilmun. Sólo funciona la que atraviesa los valles del Zagros.

Mientras continúa el interminable conflicto con Asiria, el avance arameo deja parte del territorio rural fuera del control administrativo central. A partir del –1027 se suceden muchas dinastías de efímera duración

BABILONIA CASITA

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La Babilonia Casita (1595–1157)



No sabemos como los casitas (originarios de los Zagros) se apoderaron del gobierno de Babilonia, luego de la retirada de los hititas. Si sabemos que el reino de Khana, aliado de los hititas y que posiblemente fue el instigador del ataque a la Babilonia amorrea, fue destruido por príncipes casitas. Pero esta victoria no sirvió para expandir el reino, ya que el curso medio del Eufrates estaba despoblado como consecuencia de un largo proceso. Los casitas también logran adueñarse del País del Mar, reunificando la Baja Mesopotamia.




Si bien pronto se inserta en el concierto de los estados poderosos y establece relaciones con reinos como Egipto (Siglo XV), su capacidad de manobra es muy limitada porque se encuentra aparteada del centro de los contactos, desplazado hacia el oeste. Babilonia es un elemento secundario del escenario internacional, perdiendo su antiguo protagonismo.

Entre 1350 y 1250 el reino babilónico trata de contener el avance asirio y el de Elam, y mantiene buenas relaciones con el reino hitita, que son eminentemente comerciales. El tráfico pasa por el Eufrates Medio para evitar la zona asiria, pero es obstaculizado por los nómades.

La ocupación asiria durante el reinado de Tutulki-Ninurta I (1244–1208) también permite que entre en escena la potencia elamita. Luego de la muerte del rey asirio, Babilonia recupera su independencia pero debe enfrentar el problema elamita. Finalmente el rey elamita Kutir-Nakhunte conquista Babilonia y saquea la ciudad, poniendo fin a la dinastía casita.

La crisis demográfica:

A partir del 1500 se produce un brusco descenso demográfico en el centro y sur de Mesopotamia. Algunas zonas periféricas como el curso medio del Eufrates quedan casi despobladas, acentuando el aislamiento de Babilonia. Esta disminución de población afecta más a las ciudades que a las aldeas, y la unificación ha reducido la importancia de los centros urbanos. Las otras ciudades son capitales provinciales y sobre todo ciudades-templo, volviendo a la función que habían tenido en la edad neosumeria ya que los templos constituyen células productivas y redistributivas de una organización política demasiado amplia como para dirigir de forma centralizada los asuntos económicos. Los templos son las agencias administrativas. El descenso demográfico se debe a causas antiguas (agotamiento y salinización de los suelos, colapso de las redes de canales) y a los efectos de las destrucciones bélicas, la inestabilidad política y las invasiones.




La sociedad:

Durante la época casita llega a Babilonia la técnica de combate con carros y caballos. Surge una casta de guerreros profesionales, a los que el rey concede importantes propiedades rurales (¿Pasa esto en todas las sociedades de la época?, ¿Modifica las estructuras sociales?

A los latifundios administrados por los templos se suman las nuevas propiedades asignadas por el palacio a la aristocracia militar .

La población rural está cada vez más empobrecida y ya no disfruta de la consideración política que había tenido en la época paleobabilónica. Además, el proceso de agudiza. En un primer momento perdieron sus tierras y comenzaron a trabajar como asalariados por temporadas. Ahora su condición pasa a ser de dependencia permanente, de carácter servil ya que trabajan por la ración diaria, dependiendo de los templos.

Los antiguos especialistas son cada vez más independientes económicamente. Esto, unido a la transmisión hereditaria de las asignaciones de tierras del palacio da origen a latifundios importantes fuera del control de las grandes administraciones públicas.

Antes, las ciudades estaban habitadas por dependientes del palacio y del templo, mientras que en el campo estaban las comunidades libres de pequeños propietarios. Ahora, las ciudades están habitadas por funcionarios bastante libres y el campo está completamente sometido a ellos o al templo.

Durante este período se busca conservar las grandes obras de los maestros del pasado, aunque también se producen obras caracterizadas por el pesimismo y el individualismo. El individualismo, que en épocas florecientes tiene un carácter heroico, en épocas de decadencia es antiheroico. Se reafirma la convicción que hay una relación entre el comportamiento y el éxito (de lo contrario habría que dudar de la justicia divina).




En la religión al igual que en casi todos los ámbitos, la penetración de elementos casitas es muy escasa. Los exorcismos, amuletos, fórmulas mágicas son importantes y desplazan el eje de la religión de las relaciones políticas a las interpersonales (y sobre todo a las intrapersonales).

IMPERIO NUEVO HITITA




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El Imperio Nuevo Hitita (1380–1200)

Cuando Subiluluima (1380–1346) llegó al poder el país se hallaba en una situación delicada. En poco tiempo transforma la situación interna y luego somete al reino de Kizzuwatna, incorporándolo al reino hitita. Luego ataca a los pequeños reinos sirios vasallos de Mitanni y los conquista, así como algunos egipcios que atravesaba serios problemas internos con la herejía de Akhenatón (1364–1347). Finalmente se apoderó de todos los territorios mitanios al oeste del Eufrates y puso a este reino bajo su influencia.

Subiluliuma puso en los reinos de Aleppo y Karkemish a dos de sus hijos, mientras que en las ciudades sirias que se habían sometido espontáneamente permanecieron las dinastías locales (Ugarit, Amurru) que firmaron tratados de vasallaje.




Mursil II (1345–1315) debe hacer frente a una grave crisis cuando los territorios sirios se sublevan. Los egipcios aprovechan la situación y Horemheb (1333–1305) choca con los hititas pero es rechazado, aunque conserva Palestina. Mursil II restablece el orden en Siria, realiza cambios de dirigentes locales y firma varios tratados. En el oeste de Anatolia se enfrenta al reino de Arzawa (que mantenía una situación de dominio sobre los otros reinos de la zona) y logra finalmente el control de todo el oeste. En el norte, el territorio gasga sigue fuera del control hitita.

Durante el reinado de Muwatalli (1315–1296) Salmanasar I (rey de Asiria) invade el reino de Mitanni y este reino pasa a la órbita asiria bajo el nombre de Hanigalbat, pese a la ayuda hitita. El Eufrates se convierte en la frontera entre ambos imperios. Egipto también se recupera y vuelve a disputar el control de Siria. Se produce la batalla de Qadesh que marca un virtual empate entre ambos imperios.

A la muerte de Muwatalli se desencadena una crisis dinástica, y finalmente accede al trono su hermano, Hatusili III (1289–1265) quien cambia la política exterior y firma un tratado de paz (1258) con Ramsés II. Esto representa un éxito para Hatti porque se reconoce su igualdad con Egipto, algo impensable para los faraones de la Dinastía anterior (la XVIII). En cambio el problema asirio se agudiza.

Durante el reinado de Tudhaliya IV (1265–1235) los asirios anexan directamente el territorio de Hanigalbat bajo Tulki-Ninurta I. Estalla la guerra, aunque no llega a amenazar seriamente al imperio hitita.

Pero en los 40 años siguientes la situación se vuelve caótica. Toda la zona siria queda bajo la influencia del reino delegado de Karkemish, por la consolidación de privilegios concedidos cuando la situación no era grave. En anatolia el sistema de alianzas se quiebra. El gran rey se mantenía porque estaba sostenido por la lealtad de todos sus súbditos y vasallos, y cada uno de estos contaba con el apoyo del rey hitita. Pero cuando el rey pretende lealtad de sus súbditos, pero no existe contrapartida, esta obligación ya no es fruto del interés mutuo y se resiente. El país, exhausto por el esfuerzo de mantener el control sobre extensos territorios, el vaciamiento interno y una grave crisis internacional llevará a la desaparición de este imperio, hacia el 1200.




Quizá el vacío demográfico tenga que ver con las causas de la caída del imperio, y no podemos atribuir la destrucción de Hattussas a los pueblos del mar ya que se encuentra muy apartada de su aparente ruta de acción. Quizá hayan sido los frigios, que cuando vuelve a haber documentación se encuentran instalados en el antiguo país de Hatti. Cuando se desmorona el estado hitita, en el vacío demográfico de Anatolia central se introducen con mayor facilidad algunos pueblos llegados desde occidente, mientras que los luvitas e hititas del sudeste logran sobrevivir por algún tiempo.

Tratados:

El modelo de imperio comercial característico del III milenio (Akkad, III Ur), no se puede aplicar al imperio hitita. El imperio se mantiene unido por una red de relaciones de subordinación. El estado hitita amplia a sus relaciones exteriores los mismos principios que rigen las relaciones internas. Es fundamental el juramento personal que vincula al rey pequeño con el grande.

El rey hitita se compromete a mantener en el trono al pequeño rey fiel y a transmitirlo al hijo designado como sucesor. Por su parte, el pequeño rey se compromete a pagar un tributo anual, proporcionar tropas y devolver a los fugitivos. Los reinos importantes como Kizzuwatna y Mitanni obtienen algunas concesiones (como no pagar tributo) pero no son tratados paritarios. El único es el firmado con Egipto. Este es único en su género y es la reutilización de los tratados paritarios con los estados anatolios del siglo XV, que luego pasaron a estar subordinados.




El tema de los fugitivos (esclavos, deudores, delincuentes, oponentes políticos) es muy importante. En el caso de los esclavos, miles de prisioneros son conducidos desde las zonas vencidas para llenar los vacíos demográficos que se crean constantemente en la meseta central del territorio hitita (Frigia y Capadocia).

Dentro de la justificación ideológica de la monarquía hitita es muy importante demostrar tener la razón. Quien tiene la razón obtendrá la victoria porque contará con el apoyo de los dioses y demostrará, al vencer, que tiene razón. Estos son mensajes de autojustificación de un rey que tiene grandes problemas domésticos (entre su propia familia y con los reinos vasallos)

En el ámbito militar, el rey encabeza personalmente las grandes campañas que pueden darle notoriedad internacional. Esta función militar está relacionada con los ideales heroicos, cuando el rey (que pertenece a la aristocracia militar) tiene que demostrar a la población y a sus posibles rivales, que es el mejor y más valiente guerrero.

En el ámbito religioso, el rey concentra en la capital los cultos locales y debe peregrinar por las localidades periféricas para reafirmar su función de sacerdote de todos los cultos del reino.

IMPERIO DE MITANNI

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El Imperio de Mitanni (1600–1300)

Parece ser que los hurritas que se enfrentan a Hattissili I parecen haber alcanzado la unidad política en una entidad estatal bien definida.

Uno de los factores que favorece la unificación de los reinos hurritas de la Alta Mespotamia es la corriente tecnológica indoirania, que introduce el carro tirado por caballos. Esta técnica se difunde rápidamente y en las guerras sirio-hititas de Hattussili I, ambos bandos ya los utilizan.

La onomástica de la casa real de Mitanni es claramente indoirania (como si tratara de relacionarse a los monarcas con la gran innovación bélica del momento, aunque los gobernantes no tuvieran este origen).

Otro elemento que favorece la expansión (no la unificación) de Mitanni es la destrucción del reino de Yamkhad por los hititas, que luego son incapaces de ocupar el vacío político que se forma en el norte de Siria (relacionar con el caso de Ebla) y este espacio es ocupado por Mitanni. También aprovecha la profunda decadencia de Asiria luego del reinado de Ishme-Dagan, logrando incorporarla a su zona de influencia.




Conflicto con Egipto:

Tutmosis I (1506–1494) realiza una profunda incursión sobre el territorio de Mitanni, llegando hasta el Eufrates, pero esto es un hecho efímero y tras este reinado Mitanni recupera rápidamente el control de la región. Tutmosis III (1468–1436) tras repetidas campañas logra consolidar una frontera desde Ugarit hasta Qadesh. En este momento, dada la decadencia hitita y casita, Mitanni es el estado más poderoso de Medio Oriente y el único capaz de enfrentarse a Egipto.

Shaushtatar (contemporáneo de Tutmosis III) consigue que la potencia mitana llegue a su apogeo, sometiendo a Asiria y a Kizzutawa (grandes reinos de la época) al rango de reinos vasallos.

Durante el reinado de Tutmosis IV (1412–1402) Egipto y Mitanni firman un tratado de paz, reconociéndose las fronteras y estableciendo lazos matrimoniales: una hija de Artatama I (sucesor de Shaushtatar) se casa con Tutmosis IV. Para Egipto este tratado es muy ventajoso porque conserva sus territorios en Siria-Palestina y la paz con Mitanni aleja todo peligro de esta frontera. Mitanni también aprovecha esto y puede concentrar sus esfuerzos sobre el territorio anatólico, aunque la llegada de Subiluliuma al reino hitita es el comienzo del fin para Mitanni.





Conflicto con Hatti y Asiria:

Bajo el reinado de Subiluluima (1380–1346), los hititas conquistan todos los súbditos hurritas y egipcios de Siria. Además, aprovechando conflictos dinásticos en el propio Mitanni favorece la posición del pretendiente Shattiwaza contra Artatama II (quien a su vez es apoyado por Asiria). Una expedición hitita convierte a Mitanni, que debe ceder todos sus territorios al oeste del Eufrates. Esta fase dura poco porque los reyes asirios atacarán constantemente a los hititas en Mitanni, y como se halla en una posición más ventajosa que los hititas para enviar ejércitos a la Alta Mesopotamia, estos van perdiendo posiciones y finalmente se retiran al otro lado del Eufrates. La última etapa de la historia mitana es la de sometimiento a Asiria, que en el siglo -XIII culmina con la anexión directa.

Sociedad:

La población de Mitanni se divide en cuatro categorías:

- Una elite militar: los conductores de carros (Maryaannu)

- Otros dependientes del palacio, pero de rango menor (Ehele)

- Los campesinos libres (Hupsu). Deben prestar servicios (militares y de trabajo agrícola) en las tierras del palacio. Los campesinos libres se encuentran profundamente endeudados. Muchas veces deben vender sus tierras y trabajar como colonos sometidos al nuevo propietario. Este tipo de compras se presenta bajo la ficción de la adopción. El adoptado entrega un regalo (un préstamo) al adoptador y el adoptador entrega una cuota de herencia. Una vez fallecido el “padre”, en el momento del reparto de la herencia se recupera el préstamo. Los adoptadores son pequeños propietarios, mientras que los adoptados son ricos terratenientes. Como las tierras son familiares, sus poseedores están obligados a transmitirlas en el ámbito de su familia. Por esto se crea la ficción de la adopción, para permitir la venta generalizada de tierras.



- Los pastores libres (Haniahhu)

El rey ya no es presentado como una figura paternal, que cuida los intereses de los campesinos, sino que se aprovecha de las dificultades de los mismos, para aumentar sus propiedades y su poder. La corrupción es muy común en el ámbito de la justicia.

ANTIGUO IMPERIO HITITA



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El Antiguo Imperio Hitita (1650–1550)



Dos reyes son los artífices del despertar hitita, y en sólo 50 años logran unificar el reino y acabar con las dos grandes potencias de la época, Yamkhad (norte de Siria) y Babilonia. Hacia el 1650 llega al trono Hattusili I quien logra unificar el reino al conquistar varias ciudades y establece la capital en Hattussa. Para acentuar la cohesión nombra como gobernadores de las ciudades conquistadas a sus hijos, pero se casa con princesas de las ciudades conquistadas e instala en la corte a los miembros de las casas reales vencidas (quizá sea esta la causa de permanentes conflictos en la corte). Luego de rechazar una invasión hurrita sobre Anatolia pasa a Siria y combate con el reino de Yamkahd.

Su sucesor, Mursilis I vuelve consigue destruir el reino de Yamkhad y consolidó su presencia en el norte de Siria. Luego, hacia el 1595 se dirige al sur y saquea Babilonia, poniendo fin a la I Dinastía y luego se retira. Se supone que hizo esto para prestar ayuda al reino de Khana (que dominaba el Eufrates Medio) quien posiblemente hubiera colaborado en la destrucción de Yamkhad.





El sucesor de Mursilis I, Khantili debe enfrentarse a los hurritas en el Eufrates, pero pierde el norte de Siria que pasó a forma parte del nuevo y poderoso reino de Hurri. De esta manera pasó lo mismo que en Mesopotamia. La destrucción de Yamkhad creó un vacío en el norte de Siria que fue llenado por una potencia distinta de la que lo había provocado.



Con el próximo rey, Ammuna, surgen dificultades internas (cosechas insuficientes, ataques de los gasga) y se pierden muchos territorios. En el sudoeste surge el reino de Arzawa y en el sudeste el de Kizzuwatna (de población luvita y gran influencia hurrita)

Economía y Sociedad:

El reino hitita es muy rico en recursos naturales pero escaso en mano de obra. A lo largo de toda la historia hitita y desde el reino antiguo se plantea el problema de la despoblación del campo y la necesidad de recurrir a expediciones militares para conseguir mano de obra (prisioneros deportados) para llenar los vacíos que constantemente se forman en el interior del país.



Muchas categorías de especialistas dependen de los templos y palacios: artesanos, militares, administradores. Todos estos proporcionan un servicio al palacio, a cambio del cual reciben un lote de tierra con colonos para trabajarlos.

La población libre, repartida en aldeas, posee sus propias estructuras de autogobierno reconocidas por el rey. Tienen un alcalde y un consejo de ancianos (encargados de los asuntos judiciales) cuya función con el palacio es la de prestar servicios laborales, militares, y entregar parte de lo producido.

El palacio, en las situaciones económicamente y socialmente cambiantes, donde se manifiestan las fuertes autonomías locales, tiene dificultades para mantener el control y la supervisión de las tierras y sus dependientes.

El gran problema de la monarquía hitita es la unificación de un país que posee una fuerte tendencia a la fragmentación en comunidades de aldea, debido a una profunda tradición histórica y cultural.

El sistema Hatti de transmisión hereditaria sería de tipo matriarcal y fratriarcal (el heredero es el hijo de la hermana) y el sistema hereditario indoeuropeo es patriarcal. La síntesis hitita consistirá en la búsqueda de una conciliación entre ambas tradiciones, y gran parte de las disputas y enfrentamientos entre la realeza es por esta causa.




El Imperio Medio Hitita (1500–1400)

Hacia el 1500 llega al trono Telebinu quien asigna tierras reales en forma definitiva a los dependientes del palacio, quienes tienen la obligación de mantenerse leales (en vez de prestar un servicio al palacio). De esta manera el rey trata de estrechar lazos con la clase dirigente, impulsando el proceso de unificación y estabilización. También trata de regular la sucesión al trono, estableciendo que el hijo mayor del rey y de la reina (esposa de primer rango) tiene preferencia. Luego están los hijos de segundo rango y por último los yernos. Esta reforma no surte efecto ya que después de Telebinu las intrigas dinásticas continúan y se agudizan.

Hacia 1450 llega al trono Tudjaliya II que intensifica la actividad militar y política del reino hitita, alterando el equilibrio de estados. Combate victoriosamente a Arzawa, a los gasga, a Ishuwa, y logra el control de Kizzuwatna y Aleppo mediante tratados. Sin embargo, en su rápida expansión el reino no ha tenido tiempo de consolidarse en las zonas marginales. Su sucesor Arnuwanda I realiza muchos pactos internos, donde las relaciones ya no son paritarias sino de subordinación. Todo el sistema se basa en el juramento de fidelidad personal.

Su sucesor Hattusili II pierde el control de Allepo y Kizzuwatna, que vuelven al dominio de Mitanni y todo el oeste anatólico vuelve a ser independiente bajo el control de Arzawa.

BABILÔNIA

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Período Paleo-Babilónico: Hammurabi

Hegemonía de Larsa:

Hacia 1820 la Baja Mesopotamia está dividida en varios reinos: Babilonia, Larsa, Isin, Uruk, etc. La hegemonía la tienen Larsa en el sur y Babilonia en el norte. Un rey de Larsa (Rim-Sin, 1822-1763) logrará reunificar todo el país de Sumer excepto Babilonia. Se dedicó a consolidar el reino promoviendo la construcción y restauración de murallas, la excavación de canales, enriqueció a los templos. También promulgó medidas de desgravación fiscal y cancelación de deudas, suprimiendo la esclavitud por deudas. Todas estas medidas ya se habían realizado en el norte (en Isin, Babilonia y Eshnunna).

Hegemonía de Babilonia: I Dinastía (1792–1595)

En el año 30 del reinado de Rim-Sim llega al trono de Babilonia Hammurabi (1792–1750). En los primeros años de su reinado Hammurabi se dedicó a combatir a Rim-Sim, al cual arrebató las ciudades de Isin y Uruk. Luego de asegurarse el apoyo y la subordinación de Rim-Sim, se enfrenta al poderoso reino de Eshnunna, con el cual mantiene una situación de equilibrio hasta el final de su reinado. Sin embargo, en la fase final Hammurabi logra conquistar y anexarse Larsa (en el año 31 de su reinado), Eshnunna (año 32), Mari (año 33), sin hacer distinciones entre sus enemigos tradicionales (Eshnunna) y sus viejos aliados (Larsa y Mari). Finalmente ataca a Asiria y Elam, pero no logra someterlas.

Esta unificación tuvo una duración muy corta y sólo afecto a los antiguos países de Sumer y Akkad. Sin embargo esta unificación terminará para siempre con el esquema de las ciudades-estado, formándose el concepto de un país (Babilonia) heredero de Sumer y Akkad, que con el tiempo se contrapone con Asiria (que se encuentra en la Alta Mesopotamia).

La influencia amorrita es todavía muy grande, y Hammurabi lleva el título de rey de Martu (amorreos) además de rey de Sumer y Akkad. A fines de la I Dinastía babilónica los amorritas serán definitivamente asimiliados.

Administración y Economía:

Los códigos mesopotámicos no tienen normas que deban ser aplicadas, sino que su función es establecer puntos de referencias, pero los jueces seguirán dictando sentencias basándose en las costumbres locales. La centralización palaciega de este período afecta las prerrogativas de los templos. Por ejemplo, el comercio vuelve a centralizarse bajo control real. La administración de la justicia, que antes era ejercida por jueces de los templos ahora es ejercida por jueces del rey.

La gran actividad bélica llega a asignar un gran volumen de tierras de las provincias conquistadas a los soldados y veteranos.

Se empieza a manifestar una crisis agrícola, producto de la creciente salinización, el exceso de irrigación y explotación, y la competencia del uso del agua entre las regiones aguas arriba y aguas abajo. Por esto el centro de gravedad se desplaza al norte (a Babilonia). La intervención del rey, con la creación de infraestructura, alivia las dificultades pero en el extremo sur (el País del Mar que forma una entidad política separada), el proceso de desurbanización esta avanzado, así como la formación de pantanos.

En la sociedad se manifiestan dos tendencias:

- Un sector privilegiado que tiende a lograr la independencia económica (originariamente vinculados a los sistemas organizativos). Los privilegiados (escribas, sacerdotes, mercaderes) tratan de escapar del control real. El templo y el palacio ya no tienen un sistema de prestación de servicios de especialistas. La centralización es más impositiva que laboral.

- Los grupos más vulnerables tienden a la servidumbre (originariamente familias libres que no dependían del palacio). Estos van a formar las nuevas clases de dependientes (mushkenum) del rey, que son aquellos desposeídos de sus tierras que se dirigen al estado para desempeñar funciones de mano de obra no especializada como soldados, colonos agrícolas, pescadores, pastores recibiendo a cambio el sustento diario.

Los ciudadanos no pueden ser esclavos, pero sí pueden siervos por deudas durante un período. Los esclavos se adquieren como botín de guerra o se compran en países extranjeros.

La reforma religiosa:

Se produce una completa restructuración del panteón que refleja las preferencias amorritas por las divinidades de carácter astral. El dios principal es Marduk (dios de Babilonia), y para esto es asociado a las grandes divinidades. Se lo convierte en hijo de Ea (dios de la sabiduría), sustituye a Enlil (poema de la creación). Este proceso comienza en la época de Hammurabi pero culminará en la época casita.

Fin de la I Dinastía: fue provocado por una incursión hitita al mando de Mursilis I, quien en 1595 saquea la ciudad Esta situación es aprovechada por las tribus casitas de los Zagros para apoderarse de toda la Baja Mesopotamia.

CIUDAD DE UR

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III Dinastía de Ur (2111– 2003)

El rey de Uruk, Utu-Hegal (2116–2110) se enfrentó al ejército del último rey guti Tirigan y lo derrotó hacia el 2116. El dominio guti se desvaneció y tras su victoria, Utu-Hegal se adueñó de las ciudades mesopotámicas. Sin embargo fue pronto suplantado por el ensi de Ur, Ur-Nammu (211–2094). Este ya no se considera rey de ciudades-estados sino de unidades políticas consolidadas. Se denomina rey de Sumer y Akkad.

Administración:

Las ciudades pierden su autonomía y los ensi son designados por el rey. Los reyes de la III Dinastía de Ur se divinizan, pero esto ya no es un hecho heroico sino que es administrativo y de culto.

Los reinos anteriores tenían capacidad de centralización y subordinación pero no gestionaban directamente los recursos. Ahora los reyes de Ur pretenden controlar los recursos de todo el imperio que ya no está dividido en reinos tributarios sino en simples provincias.

Un elemento importante de su labor organizativa es la publicación del primer código de leyes del que tengamos noticias. No sabemos si hay que atribuirlo a Ur-Nammu o a su sucesor, Shulgi. Se trata de administrar la justicia de forma sistemática y estable. Además se redacta un catastro.

El gobierno de la III Dinastía de Ur contribuye a convertir a la Baja Mesopotamia en una entidad cultural unida y se consolida la idea de que sólo puede haber una realeza (lista real sumeria).

Economía: Se produce una crisis en los asentamientos menores como causa de las incursiones de los amorreos y los guti, que afectan a las aldeas más que a las ciudades amuralladas. Esto provoca la concentración de la población en los centros urbanos.

Además, el tipo de propiedad rural y la gestión de las tierras pertenecen fundamentalmente al estado-templo que cuenta con las prestaciones en trabajo ya no de los aldeanos libres sino de una clase de asalariados sin propiedad.

El comercio sigue siendo encarado bajo el sistema de agentes comerciales que deben rendir cuentas al estado y está dirigido al abastecimiento de materias primas que faltan en la metrópoli.

Política Exterior: La capacidad del imperio de Ur para consolidar su núcleo interno contrasta con su escaso poder en las regiones que lo rodean. Shulgi trata de ampliar su dominio más allá del núcleo Sumer-Akkad, a fin de tenerlo bien protegido y de recuperar el control de las rutas comerciales. Conquista Susiana pero no el resto de Elam y realiza campañas en el norte contra las zonas de lengua hurrita y los montañeses de los Zagros (los lullubi o los guti). Los sucesores de Shulgi deberán mantener el frente del norte y además controlar el frente occidental. En esta zona, la desaparición del estado eblaíta dejó un vacío de poder que favorece la propagación de tribus nómades semitas (no son montañeses como los guti o los lullubi sino pastores de la estepa) llamados martu (o amorritas). Para esto construyen una muralla y precisamente también por esta época en Egipto se construyen los muros del rey, a fin de hacer frente a los nómades de Siria-Palestina que presionan en dos frentes a las áreas de mayor concentración agrícola. Assur, pese a estar fuera del muro, se encuentra plenamente integrada al imperio y es gobernada por un ensi. El control de esta zona es necesario para poder llegar a comerciar con Anatolia.

Caída de la III Dinastía de Ur: durante el reinado de Ibbi-Sin (2027–2003) se produce una gran invasión amorrita que provoca el fin de esta dinastía. Uno de sus gobernadores, Isbi-Erra (2017–1985) se apodera de Isin y logra convertirse en el heredero de esta dinastía. La interpretación teológica de esta caída atribuye el desastre a una decisión de los dioses, que una vez tomada no se puede cambiar, pese a que no existían motivos para castigar a los gobernantes de Ur, ya que a los ojos de los sacerdotes y escribas, ésta respondía mucho mejor que la de Akkad a las expectativas de justicia y buena administración del país.

La llegada de los amorritas supone un quiebre político y cultural que permite la ascensión del elemento acadio (que desde ya hacía tiempo que prevalecía en toda mesopotamia central y baja, mientras que el elemento sumerio es residual) imponiéndose el acadio como lengua escrita y relegando al sumerio a un pale de lengua culta y de tradición religiosa y literaria. La vieja simbiosis sumerio-acadia es reemplazada por una nueva simbiosis acadio-amorrita.

Crisis de la Segunda Urbanización:

En Anatolia, hacia el 2300 se produce una fractura cultural con una gran serie de destrucciones seguidas de abandonos generalizados. Una segunda fractura (hacia el 2000) marca el inicio del Bronce Medio.

En Siria tiene lugar un proceso paralelo de crisis de la urbanización y la penetración de elementos nómades. En la meseta irania se reproduce el mismo cuadro hacia el 2200. Las zonas de urbanización más intensa como la Susiana permanecen al margen de la crisis.

Esta crisis, pese a responder a motivos de dinámica interna (como el exceso de explotación del territorio, gran concentración de los recursos por parte del palacio y de las ciudades, etc.) que quizá se agudizaran por cambios climáticos. Esta crisis afectó a las zonas cuya urbanización no cuenta fácilmente con excedentes de alimentos. En cambio la llanura mesopotámica se libra de la crisis.

En un marco de recursos escasos es probable que se den luchas políticas enconadas. Como ejemplo tenemos que el enfrentamiento acadio con sus rivales occidentales (Ebla) y orientales (Elam) es una disputa por el control de los circuitos comerciales y el acceso a las materias primas (sobre todo metales) pero conlleva una importante destrucción de las infraestructura agrícolas y urbanas que puede colapsar el sistema político.

La excesiva concentración de la riqueza en los palacios hace que el sistema esté muy expuesto, como consecuencia de la destrucción de los centros de decisión.

En este marco de espacios abiertos y vacíos políticos, es más fácil la infiltración de grupos procedentes de áreas fuertes social y lingüísticamente (semitas e indoeuropeos). Finalmente aparecen nuevamente estrategias de explotación más sencillas y lentas y los antiguos centros urbanos son reemplazados por aldeas y grupos de pastores, aunque en algunas zonas esta reconversión dura poco tiempo y la recuperación es rápida.

La crisis de finales del bronce antiguo provoca la decadencia de pueblos que no son semitas ni indoeuropeos, y que habían estado vinculados con las grandes culturas del Bronce Antiguo: sumerios en la Baja Mesopotamia; elamitas en el sur de Irán; hurritas en la Alta Mesopotamia; y prehititas en Anatolia Central.